Usted es el visitante n°: 10171337
Seguinos en:
Nuestra historia
Don Ezequiel Sapipi el último Rezador de Saladas
Si algo distingue a las comunidades, en cualquier parte del mundo, son sus personajes. Es decir, los personajes del pueblo.
 
(REEDITADA) Si algo distingue a las comunidades, en cualquier parte del mundo, son sus personajes. Es decir, los personajes del pueblo.

Pero cuando decimos “personaje”, no nos estamos refiriendo a los protagonistas que forjan la historia de un lugar, o a un vecino que se haya destacado por años por su loable tarea social y comunitaria, o a un distinguido médico (el que, ante determinada urgencia, hasta puede salvar una vida). No, hablamos de otros personajes, aquellos que nos sacan una sonrisa con sólo recordarlos, ya sea por su particular forma de ser y su “extraño” estilo de vida; o bien por su forma de vestir, sus costumbres o actividades como en este caso puntual.

 Son esas personas que en su paso por la vida, dejaron una profunda huella marcada por esa cuota de “sana” personalidad, que tan feliz hizo y hace a grandes y chicos, de la Saladas de antaño
Las historias de estos personajes, por lo general son “propiedad” casi exclusiva de la tradición oral y de la gente, salvando excepciones de escritores-historiadores de cada pueblo  citemos el caso de varias menciones a personajes, en obras literarias del conocido escritor saladeño Don Gerardo Pisarello).

Hay muchos personajes saladeños, pero uno que se destacó por su singularidad: Don Ezequiel “Sapipí” Aguirre, como señalaba más arriba, lo que se conoce de Don Ezequiel, es “propiedad” casi exclusiva de la tradición oral y de la gente.

Don Ezequiel (siempre dentro de los que se conoce  través de la transmisión oral y salvando la subjetividad que quien redacta estas líneas), fue el único rezador de sexo masculino, ya que era una práctica desarrollada por féminas.

Sapipí, rezaba el santo rosario, en el cementerio “San Francisco de Asís”, ya sea en el día de los fieles difuntos (2 de noviembre), como los días lunes y en cuantas oportunidades los solicitaban, recibiendo la retribución a voluntad de los deudos.

Su alias Sapipi, creo proviene de una mezcla de guaraní-español, ya que en (aparentemente apocope) guaraní SÁ (r`sa) significa ojo y PIPI entiendo es un vocablo, con que el imaginario popular  designaba el pestañeo, teniendo en cuenta, que don Ezequiel sufría un padecimiento que le producía el parpadeo excesivo en ambos ojos.

Don Ezequiel con su gastado y raído saco marrón (¿marrón?) y su paso cansino,, acompañado de su esposa Hicha, , recorría las arenosas calles saladeñas, llevando a cuestas mazos de Tipichatí (Una hierba que se utilizaba para fabricar escobas caseras, en aquellas épocas), la venta de estas hierbas silvestres eran el sustento del matrimonio.

La fama de Ezequiel trascendió los  límites del pueblo de Saladas, cuando la reconocida artista fotográfica Zulma Valsecia lo retratara en pleno rezo del Santo Rosario (Imagen que ilustra la nota), siendo expuesta en su atelier en la Galería Junín de la capital correntina, que muchos saladeños lo pudieron observar de paso por la capital del Taragui, asimismo algunos memoriosos lo asignan como una fotografía ganadora de un importante concurso fotográfico.

Por la falta de difusión, muchas veces cuesta dimensionar la importancia que tiene la posibilidad de recordarlos y rendirles tributo.

Tal vez para que ello no ocurra, en Saladas, se podría  impulsar una incitativa que apunte a homenajear a varios personajes saladeños, ya que ellos forman parte de nuestra historia pueblerina, ya que  conforman una faceta del acervo cultural no tradicional ni oficial.

Ilustración de la nota: Don Ezequiel, en una fotografía tomada por Zulma Valsecia.

De la Redaccion de Mi Saladas / Lunes, 27 de noviembre de 2017